5/12/14

Enfermedad inflamatoria de la pelvis 05-12-2014


Enfermedad inflamatoria de la pelvis

La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP, también conocida por sus siglas en inglés como PID) es el término general que se utiliza para referirse a infecciones que se presentan en el útero (matriz), las trompas de Falopio (los tubos que conducen los óvulos desde los ovarios hasta el útero) y otros órganos reproductivos.

Es una complicación frecuente y grave de ciertas enfermedades de transmisión sexual (ETS), especialmente la clamidia y la gonorrea. La EIP puede dañar las trompas de Falopio y los tejidos del útero, los ovarios y las áreas circundantes.

La EIP que no recibe tratamiento puede provocar consecuencias graves que incluyen infertilidad, embarazo ectópico (embarazo implantado en una trompa de Falopio o en otro lugar fuera de la matriz), formación de absceso y dolor pélvico crónico.

Las más expuestas

Las mujeres sexualmente activas que están en edad de procrear son las expuestas a un mayor riesgo, y aquellas que tienen menos de 25 años tienen mayor probabilidad de contraer EIP que las mayores de 25 años.

Esto se debe a que el cuello uterino de las adolescentes y mujeres jóvenes no está completamente desarrollado, lo que aumenta su susceptibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual relacionadas con la EIP.

Entre más parejas sexuales tenga una mujer mayor es el riesgo que tiene de contraer la EIP. Asimismo, una mujer cuya pareja sexual tenga más de una pareja sexual enfrenta un mayor riesgo de contraer la EIP debido a que potencialmente está expuesta a más agentes infecciosos.

Las mujeres que usan duchas vaginales tienen un riesgo más alto de contraer EIP que las mujeres que no las utilizan. Investigaciones han mostrado que las duchas cambian en forma dañina la composición de la flora vaginal (organismos que viven en la vagina) y pueden empujar las bacterias desde la vagina hacia los órganos reproductivos.

¿Cómo se diagnostica?

Esta enfermedad es difícil de diagnosticar porque los síntomas son a menudo imperceptibles y leves. Muchos episodios de EIP no son detectados porque la mujer o el médico no reconocen las implicaciones de estos signos leves o no específicos.

Debido a que no hay pruebas precisas para diagnosticar la EIP, el diagnóstico se basa, por lo general, en hallazgos clínicos. Si se presentan señales como dolor de vientre, el especialista debería realizar un examen físico para determinar la naturaleza y la ubicación del dolor y ver si hay fiebre, flujo vaginal o cervical anormal y si hay evidencia de gonorrea o infección clamidial. Si los hallazgos indican que hay EIP, es necesario el tratamiento.

El doctor también puede ordenar pruebas para identificar el organismo causante de la infección (p.ej. infección clamidial o gonorreica) o para distinguir entre EIP y otros problemas con síntomas similares.

La ecografía pélvica es un procedimiento útil para diagnosticar la EIP.

Tratamiento y complicaciones

En muchos casos esta patología se trata con medicinas que combaten la infección. Durante la estancia hospitalaria se le inyectarán medicinas en la vena para reducir el dolor y la fiebre. El tratamiento continuará hasta que el médico estime, que puede tomar ciertos medicamentos por vía oral en forma de píldoras. Para detener la infección debe continuar tomando las píldoras hasta que termine la cantidad recetada.

Si no se trata, o si el tratamiento no da resultado, es posible que se presente daño en las trompas. Lo cual puede traer como consecuencia un embarazo ectópico o esterilidad (incapacidad para tener hijos).

A veces, aún después de que todos los síntomas de la infección han desaparecido, el dolor en el vientre permanece por meses o años. Además, el contraer EIP una vez, aumenta el riesgo de que se presente de nuevo.

Síntomas conozca

Los más comunes:

* Secreción vaginal con color, consistencia u olor anormal.
* Dolor abdominal localizado o generalizado.
* Fiebre: (no siempre se presenta), puede ser transitoria o permanente, alta o baja.

Otros signos

* Escalofríos.
* Sangrado o manchado menstrual irregular.
* Aumento del cólico menstrual.
* Ausencia de la menstruación.
* Aumento del dolor durante la ovulación.
* Relaciones sexuales dolorosas.
* Sangrado después de la relación sexual.
* Dolor en la parte baja de la espalda.
* Fatiga.
* Inapetencia.
* Náuseas con o sin vómitos.
* Micción frecuente.
* Micción dolorosa.
* Sensibilidad en ciertos puntos.

Prevención
Tome en cuenta

En primer lugar, no vuelva a tener relaciones sexuales si usted o su pareja presentan algún síntoma de infección.

En segundo lugar, cuando desaparezca la infección, o si no tiene ninguno de los síntomas que la acompañan, asegúrese que su compañero use un condón, y usted una espuma anti- conceptiva o gelatina antes de tener relaciones sexuales.

Por último es muy importante someterse a un examen o a un chequeo, cada 3 ó 6 meses.

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