25/4/06

Anticonceptivos y accidentes cerebrovasculares

Desde la década del 60 en que fueron lanzados al mercado, los anticonceptivos orales estuvieron asociados con trastornos vasculares; en especial, con el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Esto hizo que los médicos no los recomendaran a aquellas pacientes que tuvieran antecedentes familiares de estos padecimientos. Sin embargo, los preparados que se administran en la actualidad contienen dosis mucho más pequeñas que los anteriores y, en consecuencia, sus efectos colaterales son menores.
Los anticonceptivos orales se componen de estrógeno y progesterona, las hormonas sexuales femeninas. La provisión extra de estas hormonas en el organismo interfiere en el ciclo sexual de la mujer, inhibe la ovulación y, por lo tanto, la posibilidad de que se produzca un embarazo.

Pero estas hormonas pueden causar efectos no deseados. Los estrógenos provocan un aumento de los niveles de las globulinas que participan en el proceso de la coagulación, especialmente los factores VII y X, por esa razón puede darse un estado de hipercoagulabilidad.

Al parecer, la formación de trombos (coágulos) se relaciona con el incremento de los factores de coagulación y, también, con un aumento de la adhesividad de las plaquetas debido al componente estrogénico de los anticonceptivos. Sin embargo, la incidencia de alteraciones trombogénicas ha disminuido a medida que se han reducido las cantidades de estrógeno de los distintos preparados.

Accidente cerebrovascular

En un estudio publicado por el Journal of the American Medical Association, el doctor Claiborne Johnston y sus colegas de la Universidad de California, San Francisco, indicaron que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular se duplica con el uso de las píldoras que se prescriben actualmente, que tienen bajas dosis de hormonas. El riesgo se duplica nuevamente si las dosis de estrógenos son más altas.

Pero a continuación Johnston afirmó que "el riesgo es tan bajo que, aunque se duplique, sigue siendo bajo". Lo que sí conviene tomar en cuenta, según los especialistas, es que los riesgos aumentan con la edad, los factores hereditarios y los hábitos de vida.

Para Johnston, "la posibilidad de padecer un accidente cerebrovascular no debería influir en la decisión de las mujeres con respecto a tomar la píldora". Sin embargo, admitió que las probabilidades aumentan en las mujeres fumadoras que tienen más de 35 años. De hecho, la hipertensión y el tabaquismo son factores de riesgo por sí mismos.

"Dado que alrededor de 16 millones de mujeres estadounidenses toman la píldora, si los prohibiéramos, tendríamos, tal vez, 400 accidentes cerebrovasculares menos por año, pero habría unos 690 mil embarazos no deseados", enfatizó Johnston.

Fumadoras, abstenerse

Especialista locales, si bien coincidieron en parte con lo afirmado por Johnston y consideró que los anticonceptivos orales no son peligrosos, hacen una salvedad: en el caso de pacientes con otros factores de riesgo, como el tabaquismo o la dislipidemia (colesterol alto), las píldoras anticonceptivas se convierten en otro factor de riesgo para la enfermedad vascular. En mujeres mayores de 35 años que fuman, tienen alto nivel de lípidos y, a su vez, toman anticonceptivos, la incidencia de accidente cerebrovascular o infarto de miocardio es mayor.

Los anticonceptivos están contraindicados, en general, en las mujeres fumadoras, mayores de 35 años, debido a que pueden convertirse en factor de riesgo de infarto de miocardio.

Otro de los efectos adversos atribuidos a los anticonceptivos ha sido el de la incidencia de trombosis venosa; es decir, la formación de coágulos o trombos en las venas. Si estos coágulos migran desde el lugar donde se han formado hacia otras partes del cuerpo, se produce lo que se denomina tromboembolia. Los trombos formados en las venas, por lo general, migran hacia el pulmón y provocan embolia pulmonar.

Las várices no son un obstáculo

Dado que los estrógenos aumentan la hipercoagulabilidad, se pensaba que las mujeres que padecían várices corrían mayores riesgos de sufrir tromboembolia. Sin embargo, no existen pruebas de que la incidencia de tromboembolia sea mayor en mujeres que padecen várices en las extremidades inferiores. Por esta razón, hoy día las píldoras ya no están contraindicadas en mujeres con várices.

En realidad, a pesar de los numerosos estudios realizados, aún se desconocen los mecanismos por los cuales se producen las alteraciones en la sangre como consecuencia de los anticonceptivos.

No obstante, en el último tiempo se ha logrado avanzar en la materia, en especial gracias a un estudio que demuestra que los estrógenos contenidos en las píldoras reducen la cantidad de proteína C, una sustancia que participa en los procesos de la coagulación. La proteína C contribuye a inhibir la producción de trombina, un coagulante. Si disminuye la cantidad de proteína C, hay una mayor disponibilidad de trombina y, en consecuencia, una mayor predisposición a sufrir trastornos trombóticos.

Médicos del Instituto de Investigación Cardiovascular de la Universidad de Maastricht, en Holanda, bajo la dirección del doctor Jan Rosing, realizaron un estudio en 28 mujeres sanas a las que se les suministraron anticonceptivos a lo largo de ciclos alternados. Durante esos períodos se midió el nivel de la proteína C y se lo comparó con un grupo de control. Los investigadores comprobaron que durante los períodos de toma de anticonceptivos, disminuía la cantidad de proteína C.

De hecho, los pacientes con deficiencia genética de proteína C sufren trastornos trombóticos recurrentes que pueden llegar a ser letales. Sin embargo, los investigadores que realizaron el estudio aclararon que ninguna de las pacientes presentó evidencia de trombosis venosa. Los científicos consideraron que la interacción de los anticonceptivos con la actividad de la proteína C es un posible mecanismo de eventos trombóticos, pero esta hipótesis requiere comprobación a partir de estudios clínicos con poblaciones más amplias.

Alguna predisposición genética

Otros grupos de investigación encontraron que, si se presentan complicaciones trombóticas, éstas ocurren en las primeras etapas del uso de anticonceptivos, lo cual sugiere la existencia de algún factor genético que causaría predisposición.

La doctora Kitty Bloemenkamp y su grupo del Hospital Universitario de Leiden, en Holanda, realizaron un seguimiento de 155 pacientes con historia de trombosis venosa que iniciaron el uso de anticonceptivos, y compararon los datos obtenidos con los de 169 controles que también comenzaron a tomarlos.

El estudio, publicado en la revista Archives of Internal Medicine, mostró que las mujeres con defectos hereditarios de la coagulación no sólo son más propensas a desarrollar trastornos trombóticos sino que, además, los sufren antes que aquéllas que no los presentan.

Otros efectos

Otras de las pacientes que solían estar excluidas de la posibilidad de tomar píldoras eran aquellas que padecían diabetes. Lo que sucede es que la progesterona, otra hormona que forma parte de los anticonceptivos, puede provocar alteraciones en el metabolismo de la glucosa.

Investigaciones más recientes indican, sin embargo, que las actuales presentaciones de las píldoras parecen no alterar de manera significativa el metabolismo de los hidratos de carbono.

Si bien los anticonceptivos orales tienen algunos riesgos, poseen también muchos beneficios, por ejemplo, Reducen el riesgo de cáncer de ovario y endometrio, y disminuyen la incidencia de la enfermedad pélvica inflamatoria. Esto último se refiere a las infecciones de ovarios. Asimismo, las píldoras no implican riesgo de cáncer de mama, como se creía tradicionalmente.

Más allá de riesgos y beneficios, posibles o improbables, la píldora anticonceptiva, en 40 años de existencia, ha cambiado el destino de la mujer en la sociedad, y le ha otorgado la decisión de cuándo ser madre.

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Saludos Cordiales
Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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